Sabemos que, en su sentido más simple, la ciudadanía representa una relación entre el individuo y el Estado en la que ambos están ligados por una serie de derechos y obligaciones, y que un ciudadano democrático es un miembro de una comunidad política que tiene un conjunto de derechos y obligaciones iguales a los de los otros miembros.
Esos derechos y obligaciones entre el Estado y el ciudadano materializan la democracia como régimen y como forma de vida. Sin embargo, difícilmente podrá ejercerse esa dimensión básica de la ciudadanía sin conocer los derechos que la definen o sin la capacidad de defenderlos.
Esos derechos y obligaciones entre el Estado y el ciudadano materializan la democracia como régimen y como forma de vida. Sin embargo, difícilmente podrá ejercerse esa dimensión básica de la ciudadanía sin conocer los derechos que la definen o sin la capacidad de defenderlos.
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